El adiestramiento es un proceso de trabajo en el que intervienen el perro, el dueño y el adiestrador. Durante todo el proceso el perro ha ido aprendiendo. Ha ido asimilando cosas nuevas con mayor o menor dificultad. Pero una vez terminado la labor del adiestrador, el trabajo no termina ahí, pese a que muchos clientes lo crean así. Como todo, hay que seguir practicando para no olvidar lo aprendido. Y con los perros no iba a ser distinto. Un niño que acaba de aprender a leer, si no practica, ¿puede llegar a olvidarlo? La respuesta es sí. Lo mismo pasa con lo que nuestro perro ha aprendido.
He visto casos en los que los dueños de un perro adiestrado han vuelto a llamar al adiestrador para decirle que el perro ya no estaba adiestrado, que no obedece.
¿Qué es lo que realmente ha pasado? Que no se han seguido las pautas que se le dieron al dueño durante el adiestramiento, no ha vuelto a practicar los comandos básicos para que el perro obedezca y éste ha ido ganando terreno. Cuando llega el adiestrador para ver en qué estado está el perro, comprueba que el perro sí está adiestrado, ejecuta las órdenes del adiestrador. El perro no olvida quién manda, quién es el líder si la actitud hacia él no ha cambiado, si se mantienen los roles.
No os preocupéis porque el perro volverá a ser igual de obediente y equilibrado en cuanto cambiemos nuestra actitud hacia él y se dé cuenta de quien es el que realmente manda.
Hace poco ví un perro en el parque que estaba junto a su dueño y su bebé. Caminaba al lado de ellos sin correa. Se encontraron con otro perro y empezó a jugar con él. Al rato el dueño le llamó y acudió hacia él rápidamente y se sentó a su lado. Le pidió que se quedase quieto porque entraban en el área infantil en el que no se permiten perros, y el perro permaneció sentado hasta nueva orden. Me impresionó la obediencia del perro y no pude evitar preguntar al dueño si era adiestrador. Me contestó que no, que lo había adiestrado hacía 6 años pero que todos los días le dedicaba unos minutos a recordar lo que aprendió y le enseñó su adiestrador canino.
Sólo es dedicarle 5 minutos al día en los paseos:
- Llama a tu perro para que venga mientras esté distraído o jugando con otro perro. Es el momento en el que al perro le cuesta más obedecer, y si lo practicas, siempre atenderá a tu llamada.
- Pídele que se siente y se tumbe aunque no sea necesario. Así se mantiene el hábito de obediencia.
- Deja al perro en “quieto” y aléjate de él varios metros. Deberá aguantar en esa posición hasta que le llames.
Con estas sencillas pautas, el adiestramiento de tu perro se mantendrá para siempre.
Da mucho gusto tener un perro bien educado!